"Píldoras de Historia"

PASEANDO POR EL "VIEJO POTES" (XVIII)

Lourdes Gutiérrez Palacios. 17/12/2021 en su Facebook.

Viene de Paseando por el Viejo Potes (XVII).

En el paseo anterior hemos podido comprobar por las crónicas de la época que la Plaza más que el centro de la fiesta era el centro del baile, pero está claro que el baile es la actividad fundamental en toda fiesta que se honre. Y para bailar es imprescindible la música. ¿Con qué música bailaban nuestros antepasados? En todo lo largo y ancho de las crónicas nos encontramos con: la banda, el manubrio y la gaita, casi exclusivamente.
No quiero pasar de largo, sino al contrario, quiero aprovechar la ocasión para acercarnos, aunque sea de forma sucinta, al tema de la música en las fiestas.


LA PLAZA: CENTRO DE LA FIESTA 2

El piano de manubrio

Muchos de vosotros probablemente no sabéis qué es un piano de manubrio. Espero que con su definición os podáis hacer a la idea: Instrumento musical en forma de pequeño piano u órgano, generalmente portátil, con un mecanismo interior formado por un cilindro con una serie de púas o salientes que, al hacerse girar mediante una manivela, van levantando unas piezas de metal y haciéndolas sonar.

Las piezas musicales del piano de manubrio, según las crónicas que he consultado, podría decirse que han sido la música por excelencia ya que estaba presente en toda fiesta que contara con baile en su programa y, en ocasiones, no era tarea fácil de conseguir.

Algunos datos destacables:

    - En los bailes de días de feria, de Carnaval, de San Vicente Mártir, de San Juan... era la única música con la que se contaba. En las Fiestas de la Cruz se combinaba con la Banda para así no cortar el ambiente en los descansos de ésta.
    - Como en Potes no se disponía de él, cada vez que eran necesarios sus servicios se contrataba su alquiler principalmente en Llanes. El piano-manubrio de La Borbolla era un asiduo.
    - Víctor del Barrio, electricista y persona indispensable en el Potes de la época, solía encargarse de que no faltara.
    - El coste que suponía contar con él para las fiestas de la Cruz rondaba las 60 pesetas (eso costó su alquiler para cinco días en 1919). La banda de músicos contratada tres días ese mismo año le supuso al Ayuntamiento un gasto de 250 pesetas.

Creo que es interesante conocer la anécdota acaecida en Potes con el piano de manubrio como protagonista:


Extracto de los acuerdos adoptados por el Pleno del Ayuntamiento de Potes el día 17 de mayo de 1927:

«Quedó enterado el Pleno de la donación de un piano manubrio hecha al Ayuntamiento por el Excmo. Sr. Marqués de Valdecilla, acordándose por unanimidad expresarle el más sincero agradecimiento por tan generoso desprendimiento.»


En el periódico El Cantábrico del 28 de julio de 1927 bajo el título "Los días festivos se celebran animados bailes en la villa", el Duende de Liébana cuenta:

«Todos los domingos y lunes, aparte de otros días festivos, se celebra un animado baile en los soportales de la plaza de la Constitución, amenizado aquel por un magnífico piano-manubrio que regaló a los habitantes de Potes, y a petición de tres jóvenes de la villa, Ángel Incierte, Ángel García y Julián González, el señor marqués de Valdecilla.
Se hizo cargo del piano-manubrio al que hacemos referencia, por expresa voluntad del señor que lo donó, el alcalde de la villa, con objeto de que, con los tres muchachos antes citados, se organice o constituya una Sociedad recreativa y al mismo tiempo para que administre dicho piano-manubrio y éste no sea objeto de explotación alguna por parte de nadie.
Los bailes se celebran por las tardes, durando aquellos unas cinco horas cada día festivo, y la gente joven se divierte con este motivo de lo lindo.
Está de más el decir que el pueblo de Potes se encuentra altamente agradecido de la bondad del excelentísimo señor marqués de Valdecilla, y a este propósito conviene hacer saber también que la iniciativa partió precisamente del pueblo, y si aquella no fue única y si aquella no fue única y exclusiva de los tres muchachos que se tomaron libertinamente el nombre del pueblo, fue de una o dos personas que todos conocemos, y que, la verdad, esa petición no nos hizo maldita la gracia, porque la consideramos un poco atrevida, y más conociendo, como conocemos, la buena voluntad del ilustre prócer señor marqués de Valdecilla, que es incapaz de negar nada a nadie
» (...)


Después de casi un año, el mismo autor continua informándonos del tema en El Cantábrico del 29 de abril de 1928:

(...) «Ya es hora que el piano-manubrio donado a esta villa en mayo de 1927 por el excelentísimo señor marqués de Valdecilla tenga su "hogar".
Un regalo de tal eximio prócer hecho a Potes debía -a nuestro entender- haber despertado el general entusiasmo y popular agradecimiento, y así fue, en efecto; pero no en la magnitud que debiera haber sido. El estado de cosas por aquel entonces en Potes, aunque ajenas completamente al querido y respetado caballero señor marqués de Valdecilla, impidieron que el entusiasmo se desbordara por igual entre los vecinos. Hubo regocijo y frialdad, las dos cosas a la vez. Y siempre por lo mismo, por rivalidades en la politiquilla interior, y debido a esto el piano-manubrio estuvi largo tiempo en el portal que da entrada al Ayuntamiento, por carecer de "albergue" a propósito para él, a cuyo sitio tenían que ir a buscarle unos cuantos jóvenes para trasladarle a la plaza de la Constitución cada vez que querían hacer baile.
Hoy, gracias al entusiasmo de la Comisión permanente de nuestro Ayuntamiento, y muy principalmente a las gestiones realizadas por el primer teniente de alcalde, don Marcelino Fernández Huidobro, el piano-manubrio tiene su "casa" en los mismos soportales de la plaza ya mencionada. Se hicieron reparaciones en él y se le puso música nueva, cuyo selecto repertorio es el siguiente:
Pasodoble "Toros y cañas", ídem "La del Soto del Parral", ídem "Morería y Sevillanos", charlestón "Las muñequitas, tango "Mocosita", habanera "Amapola", mazurca "Encarna, la Misterio", schotis "Las glándulas de Woronoff" y jota "La alegría del vivir". El piano-manubrio está completamente afinado y reparado, encargándose nuevamente de su custodia los entusiastas jóvenes Ángel García, Ángel Incierte y Julián González, que fueron los tres que en otro tiempo se presentaron en "La Cabaña" a solicitar del bondadoso señor marqués de Valdecilla el piano-manubrio de que venimos hablando, y que por dicho señor les fue concedido para la villa en las condiciones que anunciamos oportunamente desde estas columnas.
El alcalde, don Cástor del Río Martínez, amante también de que sus gobernados disfruten de las maravillas de la música popular y se diviertan honestamente en los días festivos, no tuvo inconveniente en entregar a dichos jóvenes, de su peculio particular, 200 pesetas, cantidad que faltaba para sufragar los gastos que se habían oiriginado en la reparación del referido piano-manubrio y en el cambio de música.
Ahora solo nos resta alentar a los tres jóvenes ya mencionados para que no decaigan en la empresa que han acogido de guardar y conservar como una reliquia el donativo hecho con el mayor desinterés y el más noble afán por el señor marqués de Valdecilla, que es lo menos que en señal de gratitud hacia dicho señor se puede hacer.
» (...)


La Banda de Música Municipal de Potes

¿Sabíais que Potes tuvo su propia banda de musica? En el paseo anterior, en las crónicas de los años 1912, 1914 y 1915 aparece nombrada la Banda Municipal de Potes. Yo, como en el caso del piano-manubrio, voy a dejar recogidas algunas anécdotas de su creación.

Banda de música de 1912. Pulse para ampliar.


La Voz de Liébana. Número 217. Potes, 30 de septiembre de 1910. La banda de música:

«La venida a las Fiestas de la Cruz de una sesión de la Banda de música de Llanes; ha despertado entre muchas personas de Potes el deseo de tener también una banda de música, organizada con elementos de la villa.
El propósito le consideramos digno de aplauso y de apoyo, y no le juzgamos irrealizable, pues bastaría para llevarle a práctica un decidido propósito por parte de los iniciadores y un poco de apoyo por parte del Ayuntamiento y del vecindario.
La principal dificultad, o más bien la única, pudiera ser la de encontrar un profesor que se encargara de la enseñanza musical de los que habían de componer la banda y de la organización y dirección de esta. Para que un profesor se decidiera a venir a Potes y encargarse de la organización y dirección de la Banda, era necesario asegurarle un sueldo de 1000 a 2000 pesetas y no hay que procurar en que el Ayuntamiento con lo exiguo de su presupuesto pudiera echar sobre si semejante carga para un servicio que no es obligatorio, y de necesidad, sino voluntario y de mero lujo. Pero si el Ayuntamiento no puede consignar 2000 pesetas para el sueldo del Director de la Banda, si podría subvencionar á esta con una cantidad menor según se lo permitiera el erario municipal, y esa cantidad unida a otros ingresos que el Profesor pudiera tener por otros conceptos, por ejemplo el sueldo de Organista de la Parroquia, un número de lecciones de música que se aseguraría, y si todo esto no bastaba, una cantidad reunida por suscripción, podría reunir lo necesario para que el Profesor atendiera a su decorosa subsistencia.
Los demás elementos, como son, afición, aptitudes, y personal dispuesto a tomar parte de la Banda, no faltan.
Manos, pues, a la obra, y los iniciadores empiecen a trabajar, que los demás les ayudaremos en su empresa, con nuestro apoyo moral y material, pues bien merece que nos impongamos un pequeño sacrificio pecuniario para conseguir dotar a Potes de una banda de música que es un elemento de cultura.
» (...)


La Voz de Liébana. Número 295. Potes, 29 de abril de 1912. La banda de música:

«En la noche del sábado y para dar a nuestro alcalde una serenata, salió por primera vez a tocar en público, la Banda de esta villa, dirigida, como ya saben nuestros lectores, por el organista de la parroquia e inteligente músico que fue del ejército, don Antolín Viñas.
El público que oyó las piezas que ya ejecutan, se admiró de lo mucho que ha adelantado su director, sobre ese grupo de honrados obreros que hace poco más de un año, no conocían una sola nota, y hoy se les ve tocar con gran acierto varias piezas del repertorio.
También ayer domingo, estando celebrando sesión nuestro Ayuntamiento hizo la Banda su presentación oficial, tocando en el salón de sesiones varias de las piezas que ejecuta, los que fueron aplaudidos por el numeroso público que invadió los corredores que se hallan en el interior del edificio, siendo obsequiada por la Corporación con pastas y licores.
La esposa de nuestro director, doña Dolores Ibáñez, fue anoche objeto por parte del director de la Banda e individuos que la componen, de una deferencia que nunca agradeceremos bastante, habiendo sido obsequiada con otra serenata, ejecutando todas las piezas conque los noveles artistas se presentan ante el público, que parte de él, y dicho de paso, no deja de ser exigente.
Ahora bien, y como juzgamos que es una necesidad el sostenimiento de una banda de música, en una villa como Potes, esperamos que el Ayuntamiento, Comercio y particulares pudientes, presten su protección a esos jóvenes que en vez de malgastar el tiempo y el dinero en vicios, lo inviertan en labor tan artística.
Réstanos felicitar calurosamente al director de la Banda don Antolín Viñas y a sus aventajados discípulos, y al pueblo de Potes, que ya cuenta con un atractivo más que podrá presentar a los forasteros que nos honren con su visita en el próximo verano.
»


La Voz de Liébana. Número 297. Potes, 13 de mayo de 1912. La banda de música:

«Como ya dijimos en números anteriores, la banda de música que se ha organizado bajo la dirección del Organista don Antolín Viñas, ha hecho ya su debut ante el público interpretando las tres o cuatro piezas que, por ahora, componen su limitado repertorio.
No hay que ser exigentes con los jóvenes músicos, ni pedirles ahora más de lo que hacen, pero tampoco conviene que se les prodiguen los aplausos, haciéndoles creer que ya son verdaderos maestros; pues con esto se les pudiera causar grave perjuicio, porque, creyendo ellos que ya sabían bastante, abandonarían sus estudios y no tendrían estímulo para seguir perfeccionándose.
Es preciso que sigan estudiando con constancia para perfeccionarse más cada día, para renovar su repertorio aprendiendo cuatro o seis números nuevos cada año; a medida que vayan adelantando en sus conocimientos musicales, la labor les será más fácil y agradable; pues si ahora para aprender una pieza necesitaron tres meses de continuo machaqueo, luego les será fácil aprender otra en un mes, y más tarde la aprenderán solo en quince días.
A la mayor parte de los jóvenes músicos les bastaría su misma afición, sin que necesiten otro estimulo, para continuar aprendiendo con constancia, pero bueno es también que haya además el estímulo del interés material, aunque este sea pequeño. Convendría que el Director, de acuerdo con el Ayuntamiento, redactara un Reglamento en el que se determinaran los derechos y obligaciones del Director y de los músicos, las Fiestas o funciones en que la Banda había de estar a disposición del Ayuntamiento a cambio de la subvención que este le concediera, la dependencia en que la Banda ha de estar respecto al Ayuntamiento, necesitando permiso de este cuando la Banda hubiera de salir a tocar fuera de Potes; la forma y la proporción en que entre el Director y los músicos se han de distribuir los ingresos con que cuente la Banda; el tanto por ciento de dichos ingresos que habría de dejarse como fondo o depósito para reponer el instrumental, y en fin otros muchos particulares que conviene estén reglamentados y determinados, para no tener en cada caso que decidirlos o resolverlos con un criterio que por lo mismo de ser circunstancial se puede prestar a soluciones distintas, dejando la puerta abierta al capricho o a la arbitrariedad, y ocasionando disgustos que puedan dar lugar a que entre Director y músicos, o entre estos mismos, surjan diferencias y discusiones que den al traste con la Banda.
Seria lástima que ocurriera lo que ya en otras ocasiones ha sucedido, que después de la labor puesta, después de haber dado ya el paso más difícil, se pierdan todos los esfuerzos y otra vez haya que comenzar de nuevo.
Debe pues continuar la academia con la misma asiduidad que hasta ahora, para que los actuales músicos vayan perfeccionando sus conocimientos y además para que siempre haya nuevos alumnos que estén en disposición de cubrir las bajas que ocurran en la Banda y que permitan nutrir esta con nuevos elementos; debe procurarse estudiar y redactar un Reglamento por el cual se rija la Banda; y sería conveniente que el Ayuntamiento, si sus recursos se lo permiten, concediera a la Banda una pequeña subvención.»


La Voz de Liébana. Número 319. Potes, 14 de octubre de 1912. La banda de música:

«No vamos a dedicarla ningún elogio porque hasta ahora todavía en justicia no lo merece, pero si vamos a defender su existencia, que parece amenazada.
Se dice que en el Ayuntamiento hay quien votará por la supresión de la subvención que la banda tiene asignada; y se dice, que fuera del Ayuntamiento hay quien trabaja con gran interés por que se retire a la Banda la subvención que el Ayuntamiento tiene consignada en el presupuesto.
El actual Ayuntamiento es el mismo que trabajó para conseguir la organización de la Banda de música, hace dos años, y desde esa fecha data la subvención de 150 pesetas que se consignó en el presupuesto municipal, y parece poco serio y formal retirar esa subvención a los dos años de concedida, después de hechos los gastos de arreglo y adquisición del instrumental y los trabajos de organización y preparación no breves, ni fáciles, de poner a los muchachos en condiciones de tocar en público; y sobre todo tomar tal medida sin haber una justa causa para ello, al menos no se ha hecho pública, y por lo tanto no o existe o no es confesable.
No defendemos el sostenimiento de la Banda de música como elemento artístico, pues no lo es, ni creemos que llegue tan pronto a producir obras de arte; tampoco la defendemos como elemento de diversión, y, programa de festejos, aunque desde luego reconocemos que en este particular cumple su misión; la defendemos como elemento de cultura, porque nadie podrá negar que los 14 o 16 muchachos que forman la Banda, durante los largos meses de aprendizaje primero, y ahora durante las academias y ensayos, emplean un par de horas de la noche, adquiriendo conocimientos artísticos, que sin la Banda no hubieran adquirido, y habrían empleado aquellas horas en la taberna o en otros centros de reunión, perdiendo el tiempo en oír y aprender procacidades, desvergüenzas é insulseces.
También parece ser que hay quien opina que debe retirarse la subvención de 150 pesetas consignadas para el organista de la Iglesia, y no falta quien proponga que esas 150 pesetas se agreguen como subvención al director de la Banda. No estamos conformes ni con la supresión ni con la alteración. Bastante exigua es la dotación que percibe el Sacristán-Organista para que trate de suprimírsele esa pequeña subvención.
Aun con ella será difícil que tengamos nunca un regular Maestro de Capilla, porque la prebenda no es para tentar a nadie; sin ella lo más probable es que esté siempre vacante la plaza.
Que ambos cargos, el de director de la Banda y el Organista, debieran estar desempeñados por una misma persona, desde luego que sería conveniente, pero tratar de imponerlo de una manera directa o acudiendo a medios indirectos no nos parece razonable.
Y no decimos más, aunque más se dice por ahí, porque no acostumbramos a recoger en nuestras columnas los chismes y hablillas de la vecindad.
»


Por si alguno de vosotros quiere saber cómo continua la historia, os dejo apuntadas las crónicas donde podéis encontrarlo:

  • La Voz de Liébana. Número 423. Potes, 3 de octubre de 1914. Una carta.
  • La Voz de Liébana. Número 424. Potes, 10 de octubre de 1914. La cuestión de la Banda. Dice la Comisión...
  • Según el libro "Los ojos del recuerdo" de José Ramón Gutiérrez Aja y Mariano Víctor del Barrio Conde "Toris", los componentes de la Banda y retratados en esta fotografía son: "Antolín Viñas, director, Teodulio Guardo, Primitivo Pérez, Manuel Lozano, Isidoro Martín, Pepe Zapaterín, Eloy Álvarez, Tiago Toscana, Cástor Rodríguez, Bartolo y otros." Puedo añadir a José García como otro músico de la banda ya que así firma en la carta editada por la Voz de Liébana, número 423 del 3 de octubre de 1914.


    Seguirá próximamente.


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