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"Ripios de "don Marcial"

Imagen "Don Marcial" (Marcial Martínez, originario de Portilla de la Reina, fue cura de Dobres muchos años) publicaba en Luz de Liébana sus "ripios", que fueron muy famosos en Liébana en los años 1960 y 1970. Entre los “ripios de Don Marcial” se encuentran los que dedicó a la "Geografía lebaniega", publicados ahora hace 50 años.

Para conocer a Don Marcial se puede leer esta página que le dedicó Liébana Mensual en diciembre de 1979.

Transcribimos los mencionados "ripios":

Geografía lebaniega en Ripios

La Liébana que habitamos
es bellísimo rincón,
situada entre tres provincias
Palencia, Asturias, León.

Ella lo es de Santander,
a la cual está unida
por los pies del río Deva
y las hoces de La Hermida.

Parece ser que su nombre,
viene de "Lebes" latina,
por parecerse a una olla,
entre montañas metida.

Picos de Europa a un lado,
al otro Peña Sagra,
y al fondo la coordillera,
que en arco cierra la entrada.

Solo el río la agujereó
en muchos miles de siglos,
lamiendo la dura roca
en cinco leguas y pico.

Así se parece el río
a serpiente gigantesca,
que retorciéndose va
royendo moles inmensas.

Formndo así a un lado y otro
dos altísimas murallas,
que hacen el desfiladero
quizás más bello de España.

Cuando salta algún peñasco
de las cumbres desgarrado,
brinca y brama que echa espuma
cual caballo desbocado.

Hace un siglo que hizo el hombre
la importante carretera,
que a orilla del mismo río
con él corre paralela.

Como novia enamorada,
sgue el río en su carrera,
juntos pasan el estrecho,
juntos mueren en Unquera.

Cuatro centinelas guardan
la belleza de esta dama,
Peña Vieja y Peña Prieta,
el Vistruey con Peña Sagra.

Tiene sus frentes ceñidas
casi siempre de orlas blancas,
por las nieves y las nieblas
que ocultan su altiva cara.

Son guardianes muy celosos
de los tesoros del valle,
pasa de dos mil metros
su gran talla de gigantes.

Un mojón de tres provincias
hay en lo alto de Peña Prieta,
que divide las lindantes,
León, Santander y Palencia.

Cada una de sus tres caras,
que tiene el inmenso prisma,
tiene un hoyo que amamanta
el río que va a su provincia.

Por tres collados se pasa
a las provincias de al lado,
Áliva con Piedras Luengas,
San Glorio el más elevado.

Por Áliva se pasa a Asturias,
por el segundo a Palencia,
San Glorio lleva a León,
cruzando tierra la Reina.

Montes y campos feraces
los cruzan sus cuatro ríos,
el Deva con el Bullón,
el Quiviesa y el Riofrío.

Nace el Riofrío en Peña Prieta,
el Bullón por el Vistruey,
el Quiviesa en San Glorio
y el Deva en Fuente Dé.

El Riofrío nace el más alto
a un lado de Peña Prieta,
de sus lagos y sus nieves
mana siempre leche fresca.

El riofrío de sus aguas
por la Vega al Quiviesa,
éste y el Bullón lo hacen
por Potes y Ojedo al Deva.

Así se queda este por amo
que en Panes se come al Cares,
hasta ahogarse él en Unquera
en las aguas de los mares.

En el centro de esta holla
de labios altos y enhiestos
está la Villa de Potes,
situada en campos abiertos.

A ella acuden cuatro valles
a darle vida y calor,
Camaleño, Cereceda,
Cillorigo y Cabezón.

Cada uno de estos valles
cruza ya su carretera,
que paralela a los ríos
dan vida a Liébana entera.

Por noroeste a Camaleño
al que riega su río Deva,
por oeste Cereceda
que bañan Riofrio y Quiviesa.

Por nordeste Cillorigo,
por el sur a Cabezón,
aquél al paso lo hace el Deva,
a éste le baña el Bullón.

Entre valle y valle hay
altísimas cordilleras
con montes de roble y haya
que son guarida de fieras.

Y a lomo de estas montañas,
cual guardianes a caballo,
peña Dobres, peña Bricia,
pico Jano y pico Jaro.

Por esas cuatro arterías
toda su vida circula,
para abajo con las aguas
van madera, carne y frutas.

Por arriba por Sanglorio
y aún más por Piedras Luengas
vienen siempre el pan y el vino,
de León y de Palencia.

Aunque a regar se llegasen
los rincones de Liébana,
no darían pan total para él
ni piensos para su hacienda.

De las arterías centrales
van surgiendo carreteras,
que cual vasos capilares
llegan a muchas aldeas.

De estas vías secundarias
la principal lleva a Dobres,
es grandiosa por sus tuneles,
muros, barrancos, crestones.

Lleva un puente que parece
un acueducto romano,
de treinta y más metros de alto
que da vertigo pasarlo.

Estas aldeas colgadas
de ambos lados de las sierras,
llenan montes y repliegues
cuesta subir hoy a ellas.

No me detengo a contarlas
por ser muy larga la cuenta,
sin barrios ni caseríos
casi llegan a setenta.

Son tan pequeñas algunas
que no merece la pena
gastar larga millonada
en hacerlas carretera.

Sobre todo en estos años
que se nos van despblando,
los jóvenes huyen todos,
sólo quedan los ancianos.

Al ritmo que va la vida
del 60 para acá,
morirán muchas aldeas
comidas por la ciudad.

Siete municipios rigen
la vida civil entera,
sitos cada uno en su valle
de los que son cabecera.

Menos Potes, que hace sólo,
por ser de todos el centro,
Cabezón reparte el Valle
entre él y Pesaguero.

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