Personajes

FRANCISCO ANTONIO DE CALDAS, POETA OCHENTÓN

Gabino Santos Briz. 19/9/2020 (actualizado el 30/12/2020 con la fecha de su muerte)

El 1 de marzo de 1951 Tomás Maza Solano publicaba en El Diario Montañés un artículo titulado "El Poeta de Liébana. Don Francisco Antonio de Caldas. El poeta ochentón" en el que daba cuenta de la publicación en 1860 de sus "Poesías filosófico-morales por el poeta ochentón", reproduciendo algunas de ellas. Maza Solano incluía un llamamiento: "En nuestro deseo de conocer datos biográficos y bibliográficos de este escritor montañés, agradeceremos muchísimo cuantas noticias del mismo" se le hicieran llegar. Respondiendo a esta solicitud, dos lebaniegos le van a enviar documentación. Se trata de Vicente María del Arenal, de Potes, y de José García Llorente, de Turieno. Ambos le envían una información similar, reforzada en el caso de Vicente María del Arenal con el envío del certificado de nacimiento, expedido por el entonces cura de Viñón, de quien lo había recabado, que le envía también unas notas. Con esa información, que ha llegado casualmente a nuestras manos, y algo más que hemos localizado, esto es lo que hemos podido reconstruir de su vida.

Francisco Antonio de Caldas nació en Viñón el 22 de febrero de 1778. Su padre, Mateo de Caldas, aunque natural del mismo pueblo, descendía por línea paterna de Rozas, en Peñarrubia, y por la materna de los Agüeros de Potes. Su madre fue Margarita Vélez de las Cuevas, natural de Potes.

Portada del libro del Poeta Ochentón

Francisco Antonio, que tuvo otros dos hermanos sacerdotes, José y Vicente, de los cuales el primero fue canónigo en Astorga, fue ordenado sacerdote y se encargó de la parroquia de su Viñón natal desde 1812 hasta 1853, en que se trasladó a Oviedo, al parecer nombrado confesor del obispo de aquella diócesis, si bien siguió siendo párroco ya que en el testamento que otorgó en la capital asturiana en 1859 se identifica aún como párroco de Viñón.

En 1860 publicó en Oviedo "Poesías filosófico-morales por el poeta ochentón". Como dice en su prólogo, «lo interesante de las máximas filosófico-morales, que sirven de asunto en las presentes poesías en casi su totalidad, disculpa la falta de brillantez en el estilo». «Lo útil es mi idea dominante, y muy propia de mi edad de 83 años: en la cual, apagado el ardor de la imaginación, ella no se presta a la brillantez de las ideas aunque aventaja en la exactitud y solidez».

Además, como escribió Carlos Fernández en 1915 en La Voz de Liébana, «publicó otras varias poesías instructivas, y aunque en todas ellas se nota algo de aspereza en la forma, él mismo advierte que, a la edad de sus ochenta y tres años, han desaparecido las brillantes imágenes de la poesía».

De unas cartas que dirigió al Indiano de Vendejo, a quien trataba de curar, en palabras de Vicente María del Arenal, «sus manías de grandeza que le hacían víctima de innumerables burlas», se desprende que también escribió unas "Poesías de la razón humana" y "La educación de la niñez para instrucción de las madres".

Antes de esta dedicación literaria, el "cura Caldas", como se le conocía, había adquirido un cierto protagonismo en la comarca en 1831 cuando, viendo los beneficios que estaba perdiendo Liébana por la paralización desde muchos años antes de las obras de la carretera del Desfiladero de La Hermida, se ofreció a asumir su terminación a cambio de los derechos de portazgo. Su propuesta fue rechazada, como alguna otra que se presentó, y pasarían décadas aun hasta la terminación de dicha carretera. En todo caso, esa propuesta muestra que disponía de fondos abundantes, parte de los cuales (4.000 reales además de un reloj de bolsillo y otros bienes) le fueron robados el 21 de febrero de 1851.

En 1836 fue padrino de Jesús de Monasterio, el célebre músico, que era sobrino-nieto suyo por ser hermano de la abuela paterna del violinista. Y de él se acordó en su testamento mandándole veinte libros.

Falleció en Oviedo el 8 de agosto de 1865, según vemos en esta esquela que nos han hecho llegar los herederos de la familia Hermida Linares, que nos confirma, además, que fue confesor no sólo del obispo sino de todo el cabildo de Oviedo.


De interés:

"Poesías filosófico-morales" en la Biblioteca Virtual Lebaniega


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