Unas sesenta personas asistieron en Santander a la conferencia "La Villa de Potes: de paso estratégico al turismo de paso" impartida por el arquitecto lebaniego César Gutiérrez en el Colegio de Arquitectos de Cantabria. En ella hizo un recorrido por el desarrollo urbanístico de la Villa a lo largo de la historia, desde su aparición en la Alta Edad Media hasta nuestros días, acompañándolo de numerosos planos y fotografías.
Respecto al surgimiento de la Villa, defendió la tesis de que "Pautes", como se la designa en las más antiguas citas documentales que se conservan, tenía el significado de "vados", más que el que se suele atribuir de "puentes", y que sería en la zona de la confluencia del río Quiviesa y la riega de Valmayor, donde, probablemente, estuvo el núcleo original del pueblo, aprovechando los vados que permitían pasar los caminos hacia Valdebaró y el Valle de Cereceda. Por tanto, el nacimiento de Potes estaría en el conocido posteriormente como Barrio de La Solana, con un papel también importante de la ermita de San Pedro.
La posterior expansión por esa ladera que, pese a ser la umbría, era la que contaba con agua; la construcción de la Torre del Infantado en el siglo XV, como muestra del poder del Marqués de Santillana/Duque del Infantado, e, inmediatamente, la del "puente de la Cárcel" que se convierte en el punto de paso del camino que de Cillorigo llega a Potes y sigue para Valdebaró; la posterior apertura, ya en el siglo XIX, coincidiendo con la construcción de la nueva iglesia de San Vicente, del "paseo" por La Serna en el camino a Valdebaró... fueron algunos de los hitos que señaló en el desarrollo de la Villa.
Ya en el siglo XX resultó decisivo el incendio del 31 de agosto de 1937, provocado por los milicianos al abandonar Potes. El incendio, en realidad, no afectó de forma importante a demasiados edificios de la Villa, pese a lo cual se optó por hacer una amplia reconstrucción, llevada a cabo por Regiones Devastadas pero siguiendo en todo momento las peticiones realizadas desde Potes. En éstas se incluía, como uno de los puntos fundamentales, la construcción del nuevo puente sobre el Quiviesa y es que, ya desde décadas atrás, las compañías mineras, sobre todo, venían quejándose del dificultoso paso por el pueblo de los carros que, cargados con el mineral de los Picos, se dirigían hacia la costa. Mejorar esa vía principal fue, por ello, una prioridad y construir el nuevo puente y darla mayor anchura fueron objetivos básicos de la reforma.
Precisamente, la búsqueda de esa mayor anchura propició que, al tener que optar entre derribar la casa natal de Jesús de Monasterio o la iglesia del Convento de San Raimundo, se optara, lamentablemente, por tirar esta última.
Hasta la década de los 1960, Potes, con el arquitecto Valentín Lavín del Noval, se mantiene relativamente bien. A partir de la década siguiente, sin embargo, pese al gran proyecto de Peridis y su equipo conocido como "El Burgo de Potes", la degradación urbanística de Potes se va produciendo con, por ejemplo, nuevas construcciones que se levantan sobre edificios protegidos, previamente declarados en ruina. El Plan General, aprobado en 2005, llegó tarde y sirvió para legalizar construcciones que los tribunales habían declarado ilegales.
César Gutiérrez, que lamentó no haber conseguido evitar esos desastres en sus años de concejal, destacó, como curiosidad y muestra de cómo se hacían las cosas, que en el Plan de Ordenación del tráfico rodado en el casco viejo, que todavía está vigente, se incluye el paso de los vehículos por la Calleja Amapola que, como se sabe, tiene escaleras.
Para finalizar, destacó cómo Potes en la actualidad se ha convertido únicamente en un punto de paso para los turistas que van a los Picos. Bares y comercios están orientados al turista y la Villa ha dejado de atraer al resto de lebaniegos de modo que, por ejemplo en invierno, "está muerta" incluso en días como los lunes, en los que tradicionalmente bajaba la gente y daba su ambiente. Sin embargo, como colofón, con una foto de un bonito rincón del pueblo, destacó la nota positiva de que aún se conservan en la Villa muchos lugares que merecen la pena.
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