Píldoras de Historia

Fiesta de San Vicente Mártir en Potes

22/01/2018

Hoy Potes celebra modestamente la fiesta de su Patrono, San Vicente Mártir. Hace unos siglos, sin embargo, un día como hoy sería un continuo bullir de gentes por sus calles. ¿El motivo? El Lignum Crucis bajaba desde el monasterio de Santo Toribio a la Villa, donde era objeto de adoración no sólo por los potesanos sino también por otros muchos lebaniegos que se acercaban hasta allí. Lógicamente, la afluencia de gente era mucho mayor si el tiempo acompañaba, pero la presencia de nieve, habitual en esta época del año, no impedía la bajada de la Cruz. Por ello, "era y es una de las mayores devociones y romerías que había y hay en todas estas comarcas y a donde más gente concurría", decían en 1596 los representantes de la Villa al demandar al prior y monjes de Santo Toribio que aquel año se negaron a bajar la Cruz, alegando que tenían orden del abad de Oña, del que dependía Santo Toribio, de no bajarla por no llevarse con la debida decencia.

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Los demandantes añadían que era habitual "haber tres y cuatro palmos de nieve y que era necesario a pala y azada hacer el camino desde el dicho Monasterio hasta esta villa para traer la dicha Santísima Cruz", pese a lo cual nunca se dejó de llevar. Aquel 22 de enero, según el procurador de Potes, había en Santo Toribio más de 500 personas esperando para acompañar a la Cruz y, como es habitual, "de parte de esta villa se la salen siempre a casi la mitad del camino con una imagen de Nuestra Señora, muy devota, con sus palios y andas, y con otros santos, insignias y con su cruz delante en procesión y muy ordenadamente saliendo al dicho recibimiento las Cofradías del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora, que hay en esta villa, con sus hachas y velas encendidas en las manos, de manera que se hace todo lo más decentemente que se puede hacer".

Además, el procurador recordaba que el bajar la Cruz era una obligación de los monjes, consecuencia de llevar los diezmos de la iglesia de Potes. El Corregidor de la Provincia de Liébana, representante en ella del Duque del Infantado, accedió a su petición de que se realizara una información de que todo lo referido era así. Para realizarla, se presentaron numerosos testimonios que corroboraron lo dicho dando algunos detalles nuevos como, por ejemplo, los siguientes:

El 5 de junio de aquel año 1596, aprovechando la presencia en Santo Toribio del abad de Oña, el regidor general de la Provincia de Liébana le hizo solicitud de que no hubiera novedad, ya que "aunque es verdad que no se puede en esta tierra tener el ornato que en Madrid o Toledo, certificamos a Vuestra Paternidad se hace moderadamente con todas las fuerzas que se alcanza y si más se pudiere más se hará, pues todo lo de acá es poco o nada para lo que se debe a cosa tan alta, que bien fácil que era a Nuestro Señor exponer la Santísima Cruz en lugar más populoso, donde con más veneración fuera recibida, mas hizo esta particular merced a esta tierra como a cosa conveniente para el remedio de nuestros gravísimos pecados".

Finalmente, en septiembre el abad de Oña ordena que se siga bajando la Cruz el día de San Vicente, procurando "vaya toda la gente que fuere posible con luces, hachas y el demás adorno que se pudiere".

Pocos años después, sin embargo, se repite la situación. Fue el 22 de enero de 1605 cuando, nuevamente por orden del abad de Oña, los frailes de Santo Toribio se negaron a sacar la Cruz. Y otra vez el abad de Oña se retracta el 15 de abril, levantando su mandato, tras haber "considerado con maduro consejo y oído las razones que de parte de la villa de Potes se me han alegado entre las cuales es una la costumbre inmemorial que se ha tenido de llevarse en procesión a la dicha villa a la nuestra iglesia parroquial de señor San Vicente y vista la general devoción que hay en toda la tierra con la Santísima Cruz y también el desconsuelo y sentimiento que todos tenían, particularmente los vecinos de aquella Villa", así como para evitar "pleitos y diferencias y proseguir la amistad que con la dicha Villa tenemos". El abad manda que en adelante el prior de Santo Toribio "haga guardar la sobredicha costumbre de sacar en procesión la Santísima Cruz y llevarla a la dicha Villa de Potes como del todo no haga tiempo muy contrario que estorbe la dicha procesión, que en tal caso, con acuerdo de la Justicia y Regimiento de la dicha Villa, se podrá dejar la dicha procesión para otro día más acomodado, el que concertaren y señalaren el dicho Padre Prior de esta casa y los señores justicia y regimiento de la dicha Villa".

Esta posibilidad que abrió el abad de cambiar la fecha de la procesión si hacía mal tiempo, fue aprovechada por los regidores de Potes y el prior y monjes de Santo Toribio y, obviando que se presentaba como una excepción, acordaron el traslado de la bajada de la Cruz del 22 de enero al Martes de Pascua de Pentecostés. En 1623, tanto la Villa como el Monasterio, solicitaron al obispo de León que aprobase el traslado de la fiesta de San Vicente. La Villa, como justificante, reconocía que en enero "por causa de ser el tiempo tan invernoso y los días tan cortos, y que siempre casi hay nieves y barros en mucha abundancia, no se hace con tanta devoción y reverencia como se debe la dicha procesión". El Convento, por su parte, alegaba que "por ser algo lejos y las muchas nieves y aguas que en semejante tiempo hace, padecemos mucho trabajo y la gente sucede que no cabe en la dicha iglesia ni se puede decir misa fuera de ella por el rigor del tiempo y por esta causa no se junta tanta gente como se juntara si fuera buen tiempo porque no pueden venir".

El obispo de León debió de rechazar la petición, ya que se siguió utilizando el mandato del abad de Oña de 1605 como justificante para hacer la bajada de la Cruz en Pascua de Pentecostés y no el 22 de enero. También en la nueva fecha se suscitaría algún problema pero eso es ya otra historia.


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