"Píldoras de Historia"

Navidad en el siglo XVII en Liébana

Gabino Santos Briz. 21/12/2020

Encontrar en la documentación de hace siglos alguna referencia de cómo se vivía entonces la Navidad no es fácil. Los hechos de la vida cotidiana no solían quedar reflejados en los papeles. Sin embargo, de vez en cuando, aparece alguna referencia que, aunque sea de refilón, nos puede ilustrar algo. En esta píldora de historia, nos ocupamos de una.

Se trata de un pleito, que se prolongará durante tres lustros, iniciado en 1645, aunque, en realidad, la historia comienza varios años antes cuando Juan Gómez de Abandames hace un préstamo, en forma de censo, a Pedro Sánchez de Linares, vecino de Espinama. Éste y su mujer no pagan los réditos y es en 1645, cuando Francisco Gómez de Otero Cosío y su mujer, Agustina Rubín, vecinos de Pendes, como herederos de Juan Gómez de Abandames, que ya había fallecido, reclaman el pago de 1.403 reales a través de la justicia.

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Pedro Sánchez de Linares había puesto como garantía unos bienes que incluían su casa, un hórreo, ganado y alguna finca. Además, había presentado como fiador a Blas Briz, que también era vecino del concejo de Espinama. Y contra los bienes y el fiador se dirigirán las demandas.

Blas Briz, ya a principios de 1649, depositó en una persona (Juan Alonso de Bulnes, vecino de Ojedo), la mayor parte de la deuda (hay que tener en cuenta que, entonces, no había en los juzgados una caja de depósitos para ingresar en ella las cantidades en litigio). El caso es que no debió hacerlo bien y su depósito no impidió que se siguieran ejecutando los bienes de Pedro Sánchez de Linares. Además, para agravar más la situación Juan Alonso de Bulnes entró en concurso de acreedores. Blas dirá tiempo después que él, «como persona ygnorante y poco versada en pleytos, oprimido y compulso por la Justicia», hizo el pago de sus propios bienes, sufriendo «vexaçiones y molestias que e recibido en mi hacienda y en la cárcel donde e estado preso muchos días».

Pero no es cuestión de seguir con los avatares del pleito. Bástenos decir, para lo que aquí interesa, que el 24 de diciembre de 1652, día de Nochebuena, estaban presos en la cárcel de Potes tanto Pedro Sánchez de Linares como Blas Briz y ese día presentaron una solicitud al Corregidor de la Villa de Potes y Provincia de Liébana pidiendo les dejara libres por ser viejos «y por honra de las Santas Pascuas del Nazimiento de Nuestro Señor». El corregidor acepta la petición y les libera hasta el día siguiente a Reyes, haciendo responsable a Miguel de Rávago, vecino de Cambarco, de que ese día estuvieran nuevamente en la cárcel.

La situación se volvió a repetir tres años después, el 24 de diciembre de 1655, aunque esta vez era únicamente Blas el que estaba encarcelado y el que hizo la misma petición por ser las Pascuas del Nacimiento de Jesús y con el mismo buen resultado.

Vemos, pues, cómo la Navidad, no sólo era tiempo de ritos y celebraciones, como pudiera pensarse, sino que también se traducía en hechos para hacer mejor, al menos durante quince días, la vida de los demás.

Ello puede ser una enseñanza para nosotros: que nuestras navidades no se queden en luces y regalos y procuremos hacer un poco más felices a aquellos que tenemos cerca.

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