Después de juntarse los distintos grupos en la plaza entraron en procesión a la iglesia a la celebración de la misa por el párroco don Rafael, que con su prócer estatura y don de mando dominaba el conjunto con su dirección. Cantaron la Misa y ofrecieron el pan y el vino y los frutos del campo en los que abunda el pueblo. El día uno se ofrecieron a repetir la escena en La Vega, centro del valle y a donde acudió mucha gente de todos los pueblos y de Potes con multitud de coches que no cabían en la extensa plaza del pueblo; entre los cuales vimos al alcalde de Potes y al capitán de la Guardia Civil, aparte de varios números.

Gracias y felicitación entusiasta merece la directora Isabel, trabajadora incansable y animosa; todos los de Bárago que en sus distintos papeles cumplieron admirablemente dirigidos por la batuta sobresaliente de su párroco.

Es de desear que se repita todos los años y se entrenen con entusiasmo las mismas gentes de todos los pueblos para estas emotivas escenas con que Jesús comenzó su vida por nuestra salvación.

Antes de comenzar la ceremonia religiosa en la iglesia se cantaron los tradicionales versos de Navidad, de los que copiamos sólo algunos, para no alargar demasiado esta crónica:

La noche del diecinueve,
según la historia lo expresa,
salieron de Nazaret
dejando casa y pobreza.

Caminan para Belén,
que es una ciudad muy bella,
donde los ángeles cantan
y el Hijo de Dios se alegra.

A eso de la media noche
con alegría y silencio
la Virgen se ha postrado
de rodillas por el suelo.

Hizo devota oración
al Divino Padre Eterno,
cuando el glorioso Mesías
ha salido de su seno.

Quedando la Virgen Pura,
como por la fe creemos,
como el sol en las vidrieras,
se quedó resplandeciendo.