"Píldoras de Historia"

PASEANDO POR EL "VIEJO POTES" (XV)

Lourdes Gutiérrez Palacios. 26/11/2021 en su Facebook.

Viene de Paseando por el Viejo Potes (XIV).

Pasear por la Plaza engancha; cuanto más paseas por ella más cosas te enseña, más te invita a conocer... y terminas no sabiendo como salir. Tanto es así que en este paseo por la Plaza como centro de ferias y mercados perdí la noción del tiempo, se me fueron los pies solos y llegué hasta 1291.


LA PLAZA, centro de FERIAS Y MERCADOS 1

"El régimen municipal de la villa de Potes a fines de la Edad Media", cuyo autor es Rogelio Pérez Bustamante, publicado en 1979/80 nos dice sobre este tema:

«La actividad mercantil de la villa de Potes se apunta en alguna de sus manifestaciones, a través de algunos documentos de la baja Edad Media. La asistencia al mercado aparece reseñada, para tiempos anteriores a los bajomedievales, a través de un documento de 1291 por el que Sancho IV ordenaba que el día de mercado las gentes dejasen depositadas las armas en sus posadas hasta que abandonaran la villa, con la finalidad de evitar alborotos. Por su parte, la vida mercantil por excelencia tenía lugar con motivo de las ferias, la celebración de las cuales fue concedida a la villa de Potes por Juan I de Castilla en el primer año de su reinado. Por un albalá de 28 de junio, confirmado en Cédula de 30 de junio de 1379, este monarca otorgaba al Concejo y hombres buenos de la villa de Potes la facultad de celebrar dos ferias al año: la primera del 1 al 15 de agosto; y la otra debía comenzar ocho días antes de la fiesta de Todos los Santos con una duración de 16 días. A estas ferias se les otorgaba el carácter de "francas y privilegiadas", con todas las franquezas y libertades establecidas para las otras ferias de las villas y ciudades del Reino.
Nada se dice en las Ordenanzas de 1468 de las ferias, pero sí se recoge con detalle la regulación de los mercados en la villa de Potes. Los lunes se celebra mercado, al que acuden para vender y comprar, mercaderes y vecinos, prohibiéndoseles a estos últimos la reventa en el mismo día. Los precios son puestos por los regidores y procuradores calculando las ganancias "razonables" y los pesos y medidas se arriendan, quedando el vendedor en libertad de buscar pesas distintas a las del arrendador, si éste no las proporciona» (...).

Lo puedes encontrar en Biblioteca Virtual Lebaniega.


En 1865 me detuve un buen rato en el Ayuntamiento de la villa de Potes pues dicta una ordenanza municipal en la que dos artículos hacen referencia a la Plaza en días de ferias y mercados:

«Art. 50º.- En los días de ferias y mercados no transitarán los carros por la plaza pública, sino por la calle Cimavilla, bajo la multa de dos reales"
"Art. 51º.- En las ferias y mercados, deberá dejarse siempre libre en tránsito de los portales de la plaza, colocándose las tiendas y mesas de modo que no incomoden, y dejando los huecos y portillos necesarios, para comunicarse las personas con la plaza
»


En 1895 me encontré con Benito Pérez Galdós que me comentó que había hablado de Potes y su mercado en el libro "Cuarenta leguas por Cantabria" en estos términos:

Mercado antes de 1805

«La villa, lo mismo que sus habitantes y los campesinos de Liébana que se reúnen en ella los domingos, no tienen semejanza ni parentesco alguno con los montañeses. La fraternidad administrativa no puede quitar a su fisonomía absolutamente leonesa. Se ve en todo un sello y un colorido singular que no pueden expresarse fácilmente sino diciendo que no está aquel país bajo el imperio de la vaca, sino bajo el de la oveja. Una de las cosas que más llaman la atención en esta villa es el predominio de la lana negra en los trajes de hombres y mujeres, en los sacos de trigo, en las telas burdas que venden y hasta en los cordeles con que atan sus mercancías. El día de mercado, cuando se mira la plaza desde los balcones de la fonda, parece, según la expresión de uno de mis compañeros de que se ha derramado un tintero sobre aquella. El grande y más legítimo orgullo de Potes es haber sido cuna del insigne artista Jesús Monasterio.»


Otro día tropecé con un viejo amigo, el Duende de Liébana, corresponsal de la comarca para el periódico El Cantábrico. Número 11557. Pág 4, del 16 de mayo de 1926, que por motivos de trabajo había tenido que investigar sobre el mercado de Potes y me contó:

(...) «La villa de Potes, por su situación topográfica especial, descrita a grandes rasgos, es centro de contratación y punto comercial e industrial, y por lo tanto, tiene mercado semanal y varias ferias durante el año, bastante importantes, sobre todo desde el año 1865, que se abrió la carretera llamada de Palencia a Tinamayor y que cada vez han ido tomando mayor incremento a medida que otras nuevas vías han dado más facilidad de acceso a los otros valles y los medios de comunicación han sido más rápidos; sin embargo, la villa no ha hecho más que adecentarse un poco y aumentar algo comercialmente; lo demás, tiene menos habitantes que el año 1860, y en su mayoría está poblada por gentes venidas de otras partes, que establecieron aquí su comercio o industria.» (...)
(...) «Los tiempos siguen avanzando, y con la división de la provincia de Liébana en pequeños municipios; luego surge el choque entre la villa y los pueblos; el año 1883 o el 1884 toma el acuerdo el Ayuntamiento de cobrar algunos impuestos en el mercado para poder cubrir sus atenciones, y acto seguido los pueblos se niegan a satisfacerlos y establecen un mercado libre de impuestos en el Ayuntamiento de Cillorigo; cinco lunes transcurren, y el mercado de Cillorigo iba tomando incremento y al de Potes nadie venía; entonces el mismo pueblo de Potes, viendo su ruina, es el primero que se levanta y, en masa pide al Ayuntamiento que pacte con los valles (Ayuntamientos) el compromiso de que en los sucesivo no se cobraría impuesto alguno a los Ayuntamientos de la región ni a ninguno de los productos de la misma, y así, tranquilamente, íbase pasando, hasta que otra vez, el año 1920, vuelve Potes (Ayuntamiento) a imponer un arbitrio sobre el ganado, con el noble propósito de ir a la supresión de consumos y buscar sustitutivos; fue imposible llevarlo a la práctica; bien es verdad que el citado impuesto, si bien era pequeño, era también anómalo, pues consistía en cobrar 25 céntimos por cada res que entrara en el ferial, vendiérase o no, y como hay vaca que, lo mismo que algunos aldeanos, baja a Potes la mayor parte de los lunes del año, las más solo por acompañar a otras o a otros, resultaba que a lo mejor, para vender un novillo, trae toda la cabaña, para que se vea que hay mucha feria, y resultaba que solo ponían cuatro reses en todo el gran campo de la Serna, por no pagar los veinticinco céntimos del impuesto, y hubo que suprimirlo debido a que no daba ni para cobrarle, y para calmar el revuelo que ya empezaba a notarse, hubo que desistir, como decíamos, de él para que la cosa no fuera a más.
Nuevamente ahora (1926) el Ayuntamiento de Potes anunciaba, por medio de unos carteles, hacia los últimos días del mes de marzo, varias órdenes e impuestos y la forma y modo de ocupar los sitios en la plaza de abastos, etc...
» (...)


Para los que aún seguís conmigo y tenéis ganas de más os aconsejo estos estupendos y completísimos artículos publicados en la página web de Valle de Liébana:

Feria del Pilar en Potes.
Feria de los Santos.


Sigue en Paseando por el Viejo Potes (XVI).


También en esta sección: