"Píldoras de Historia"

PASEANDO POR EL "VIEJO POTES" (XIII)

Lourdes Gutiérrez Palacios. 12/11/2021 en su Facebook.

Viene de Paseando por el Viejo Potes (XII).

Veo necesario aclarar la cronología. Me he tomado la licencia de pensar que la Plaza nace con los Portales de la Manteca y con los Soportales. Muere cuando Regiones Devastadas, aprovechando el incendio de 1937, la reconstruye sin respetar el urbanismo anterior, haciendo una Plaza nueva, la que actualmente "disfrutamos".


LA PLAZA DEL MERCADO, LA PLAZA MAYOR, LA PLAZA DE ABASTOS, LA PLAZA DE LA CONSTITUCIÓN O, simplemente, "LA PLAZA" ¿1840? - 194¿?

Después de pasear despacio, con detenimiento, saboreando en lugar de engullendo... por frentes y elementos de la Plaza de Potes, vamos a dedicar varios paseos a contemplarla globalmente ya que aún no hemos tenido oportunidad de hacerlo.

No sé cómo habéis llegado a casa después de los paseos, pero no creo que sea muy diferente a como lo he hecho yo. Ante mi torpeza con las albarcas -desplazarme con ellas supone arriesgarme, como poco, a un esquince-, he llegado a casa con los zapatos mojados y llenos de barro. Esto ha sido una constante en los casi treinta años que nos hemos estado paseando por la Plaza. Creo que después de ver todo lo visto, una de las cosas que más me ha llamado la atención es el despropósito del pavimento siendo la Plaza imagen de la Villa.

"Mal de muchos, consuelo de tontos", pues así me siento yo viendo que a los vecinos de 1927 les ocurría lo mismo. Nos lo cuenta "El duende de Liébana" en el periódico El Cantábrico del 17 de diciembre de 1927. El tiempo:

«Venimos disfrutando de un tiempo calamitoso.
La abundancia de lluvias durante los últimos días pasados fue excesiva, y los labradores se ven en la imposibilidad de sembrar sus tierras a causa de la humedad reinante.
Los altos se hallan cubiertos de nieve y las calles de Potes, sin excepción, intransitables, debido a los barrizales que en ellas formó el polvo y el agua.
Esperamos que el Ayuntamiento de Potes y los empleados de la carretera provincial de Camaleño, que atraviesa la villa, hagan algo en beneficio de los pobres peatones, que tienen que sufrir constantemente las salpicaduras de barro que dejan en sus ropas los automóviles a su paso, sin que puedan los primeros sustraerse a esa suciedad que depositan los vehículos en sus ropas, por coincidir unos y otros, la mayoría de las veces, en calles estrechas».

La Plaza en 1928

El Ayuntamiento, que siempre quiere lo mejor para los vecinos, tomó cartas en el asunto ya que unos meses más tarde decía el periódico La Voz de Cantabria. Número 266. Pág. 8 del 1928 julio 4. Nuestro Ayuntamiento:

«Ha entrado en periodo de actividad, después de una corta etapa de descanso. Empezó las obras de arreglo del piso de la plaza de Abastos. Habiendo llevado a cabo una buena obra, y como había interés en acabarlas para la feria, en vista de haberlo conseguido, como para celebrar nuevo vestido, se quemaron la víspera de San Pedro unos vistosos fuegos artificiales, matándose así de un tiro dos pájaros, o celebrado, mejor dicho, dos cosas en una sola noche: la conclusión de los trabajos de la plaza y la venida de la feria de San Pedro.
Enhorabuena al Ayuntamiento por las mejoras que en la villa está llevando a cabo.
Potes, 30 de junio de 1928
».

La primera de las fotos que se adjuntan en este paseo corresponde al momento del que habla el periódico. Vemos un día de mercado donde el material para arreglar la Plaza comparte espacio con los puestos. Estamos en 1928.

La Plaza, 1929. En el centro, junto a los niños, J. Antonio Bustamante

En la segunda foto, maravillosa instantánea (ampliándola vemos su extraordinaria nitidez) de Eusebio Bustamante, fechada en 1929, podemos apreciar las mejoras que se han producido en el pavimento, pero aún falta de resolver la canalización de las aguas.

En la última foto, sacada desde los Soportales a la Plaza, vemos que ya se ha resuelto lo que faltaba y el pavimento de la Plaza se une al de los Soportales sin solución de continuidad. No puedo dejar de llamar la atención sobre el empedrado que lucen los Soportales. Dicho empedrado solo se aprecia en dos fotos que yo conozca, una es ésta y la otra está publicada en el paseo anterior, aunque no se ve tan claramente. No he encontrado crónica en la Voz de Liébana que hable de esta mejora por lo que me atrevo a deducir que se hizo a partir de 1932/33, cuando deja de publicarse la revista, y perdurará hasta que el desescombro del incendio de 1937 y la reconstrucción de Regiones Devastadas terminaron con él sustituyéndolo por losas de piedra que permanecen hasta el momento. El empedrado me parece una preciosidad por el cuidado de su confección y es una pena que semejante mejora durara tan poco tiempo.

De izquierda a derecha 1º Ángel Gutiérrez 2º Ramón Bustillo

Para terminar este primer paseo por la Plaza de Potes, así, sin recortes, creo que no es justo quedarnos en su pavimento ni en los tira y afloja entre vecinos y Ayuntamiento. Creo que debemos trascender, coger un billete al pasado y ver qué decían de nuestra plaza los forasteros hace la friolera de 144 años y hace casi un siglo.

Revista Cántabro-Asturiana: (continuación de La Tertulia) - Tomo I - Pág. 432. Del 1 de enero de 1877:

«La villa es indescriptible, pues no hay fórmulas a propósito para pintar las casas gibosas de la calle principal, estrecha y negra como alma de usurero. Hay, sin embargo, algunas hermosas casas solariegas, y la plaza de soportales es no solo transitable sino buena y casi bonita. Desde allí se ve un torreón señorial de agradable aspecto y la grandiosa perspectiva de la montaña, cuyos grandes y escuetos picos blancos parecen dedos que están tocando el cielo. "Allí están los osos" le dicen a uno; pero muchos de los que hablan de estos animales no los han visto más que en sueños.»

La Voz de Liébana. Número 789. Potes, 30 de septiembre de 1925. Potes, por Constantino Cabal:

(...) «Una calle principal, con largos soportales apacibles... Aquí vive un anticuario; aquí vive un relojero; aquí vive la niña de la tienda de todos los pueblecitos, que se asoma a la puerta a cada instante para ver a los que pasan... Alguna galería, algún anuncio, algún detalle chillón, rompe las armonías cenicientas de todas las construcciones, que tienen el empaque señoril del orgullo y de los años, y el de los portones negros y las ventanas caladas, los balcones volados con flores y las rejas con adornos...

Esta calle se inclina suavemente y se dobla bruscamente...»


Sigue en Paseando por el Viejo Potes (XIV).


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