Píldoras de Historia

Historia de la feria del Pilar

Gabino Santos Briz. 11/10/2018

En esta nueva píldora de historia hacemos un recorrido por la de la feria del Pilar, de Camaleño, que cumple ahora 135 años.

El Boletín Oficial de la Provincia de Santander publicó el 4 de octubre de 1883 el siguiente anuncio:

«El Ayuntamiento de Camaleño ha creado una feria para toda clase de ganados, que tendrá lugar los días doce, trece y catorce del mes de Octubre de cada año, y dará principio en el actual. El punto designado para dicha feria es la Vega de Camaleño, distante de la villa de Potes seis kilómetros de buena carretera. No hay impuestos y sí pastos abundantes y gratuitos, que podrán utilizar con sus ganados, tanto los vecinos como los forasteros.

Camaleño 27 de Septiembre de 1883. El Alcalde accidental, Julián Soberón.»

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Nacía así la conocida como "Feria del Pilar" de Camaleño que este año 2018 cumple, por tanto, 135 años. De su historia, de la que contamos con numerosas referencias, nos ocupamos a continuación brevemente, centrándonos, sobre todo, en sus primeros cincuenta años de vida.

Lo primero que permiten constatar esas referencias es que, pese a que la intención era que la feria durara tres días, los mismos que, por entonces, tenía la feria de Los Santos de Potes, en la práctica abarcó sólo dos, el 12 y el 13 de octubre. Así lo vemos ya en una de sus primeras ediciones, la de 1894, de la que el periódico El Atlántico destacó que «los días 12 y 13 del corriente se celebró en el pueblo de Camaleño la Feria del Pilar, a la que concurrió muchísimo ganado, tanto vacuno como caballar. Esta Feria, creada hace seis o siete años crece progresivamente en importancia, por caer en época decisiva y crítica de compras o ventas, según los ganaderos cuenten o no con medios de invernar sus reses».

Esa noticia nos da ya la clave del éxito de la feria, que, como vemos, se consolidó desde bien pronto: la buena época en que "cae", con el ganado recién bajado de los puertos. En ello incidieron las crónicas de otros años, como la de El Cantábrico de 1921 que afirma que esta feria «es una de las mejores de la región, por las condiciones del ganado, que está en el máximum de su carne».

También influyó en su éxito, como decía aquella noticia inicial, el hecho de ser el momento adecuado para dar salida al ganado en años en que los ganaderos habían tenido mala cosecha de hierba y preveían dificultades para invernar el ganado. Así se hace constar expresamente en algunas de las crónicas como, por sólo citar un par de ellas, en la del año 1906 («Los ganaderos tratan de deshacerse del ganado por la falta de alimentos y temiendo el invierno, que se presenta malo») o en la de 1912.

De la importancia adquirida rápidamente por la feria son buena muestra los datos que aportan algunas de las crónicas periodísticas del número de transacciones realizadas. De la de 1906 se dijo que, pese a que «no fue tan animada como otros años», se realizaron unas 300 transacciones y es que en 1905 «el total de las ventas verificadas pasó de 500». De «más de 400» se habló en 1921; de 500 a 600, en 1930; de más de 300, en 1934; y en la de 1935 se da el número preciso: 713 transacciones. Ello nos da idea de los muchos cientos de cabezas que acudían cada año a la Vega de Camaleño. Algún año llega a decirse que hubo «grandísima concurrencia de ganado, siendo el ferial incapaz para tanto, teniendo que situarse en los prados próximos».

La procedencia de este ganado era de toda Liébana, en particular de los pueblos del municipio de Camaleño, y también de otras zonas, algunas de la provincia de León, como Valdeón y Valdeburón, expresamente citados en la crónica de 1928.

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También del origen de los tratantes encontramos algunos datos. Así, en 1930 se habla de tratantes de Santander, Torrelavega, Carrión de los Condes, Saldaña y otros puntos; y en 1934 se dice que faltaron tratantes de Valencia, Santander y Bilbao, señal de que otros años acudían. En 1935 se indica que salieron camiones para Bilbao, León, Asturias, Palencia, Santander, Valladolid y Burgos. Por cierto, la primera mención a la presencia de camiones la encontramos en el año 1929.

No eran los únicos vehículos a motor. Ese mismo año 1929 se destacó los muchos automóviles que no paraban de subir y bajar desde Potes. También debieron de acudir, algunos años al menos, autobuses con viajeros, como se deduce de la noticia de 1935 que dio cuenta del atropello por un autobús que volvía de la feria a un ganadero de 83 años de Potes, al que causó heridas graves, con fractura de las dos piernas incluida, en La Molina.

La feria pasó por algunos momentos difíciles, como durante los años en que Potes intentó "robársela" a Camaleño, entre 1916 y 1919, de lo que ya dimos cuenta en otra píldora de historia

Otros detalles de la feria aparecen en algunas de las crónicas. En la de 1922, por ejemplo, se señala que, por la noche, de un día al otro de la feria, «un grupo recorrió las calles escandalizando y blasfemando, sin que las autoridades y sus agentes se dieran por enterados», mientras que en 1935 se destaca que la feria estuvo «amenizada con gaita y tamboril» y la gente joven bailó sin descanso.

Para no alargarnos más, un último dato referente a cuándo la feria dejó de celebrarse en dos días, quedando limitada al día del Pilar. Si nos atenemos a los calendarios oficiales de ferias publicados cada año en el entonces Boletín Oficial de la Provincia de Santander fue en 1969 el primer año en que la feria fue de un solo día.


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